Hoy, como ciudadanos,
campesinos, y seres humanos, estamos afrontando una situación que ha entrado en
descontrol. La distorsión de nuestro gobierno e incluso de nosotros mismos como
habitantes del mundo, se hace más notable con cada día que pasa. ¿Por qué? ¿Por
qué se presenta así esta situación? ¿Qué es lo que nos ha tocado tan profundamente,
que cada fibra de nuestro ser ha entrado en vibración y desea con todas su
fuerzas el cambio? Consideraría que son
los años de represión, de injusticia, de desigualdad, que no se han presentado
una sola vez sino en millones de ocasiones y con una continuidad “irrompible”,
o al menos, eso creíamos…
Cansados del abuso, del
irrespeto, nos hemos levantado en contra de la injusticia, unidos y tomados de
las manos para luchar por lo que consideramos, es nuestro derecho. Pero hemos
dado un paso en falso, hemos caído en la creencia de la necesidad de la violencia
(y quiero mencionar esto sin tomar partido de un bando o del otro) se trata de
que la solución a la violencia, no es la violencia, porque con estos actos, los
derechos que tanto reclamamos, se los estamos negando a aquellos que no hacen
parte de nuestra revolución.
Cada día que pasa, una nueva
tragedia lo precede, y si no hacemos nada por cambiarlo los momentos venideros
no van a ser diferentes, en cambio, van a ser más improductivos,
frustrantes y agresivos.
Estamos en los tiempos de la
revolución, del cambio, y lo correcto es apoyar los nuevos modelos estructurados
que prometen ser las bases de nuestro futuro, pero no caigamos en el error de
nuestros antepasados, no construyamos este futuro sobre las bases de la
violencia, pues ya hemos presenciado y vivido en carne propia los resultados
que esta conlleva.
Hoy, estamos levantando la
voz por nuestros campesinos, por el respeto hacia nuestra dignidad, y sobre
todo, al derecho de vivir una vida con calidad e igualdad, pero no la exijamos
a los golpes y palazos, pues eso es lo que queremos erradicar, elevemos la relevancia
de lo que pedimos, con nuestras ideas, con nuevos proyectos que eleven la conciencia,
que nos vuelvan a reunir y recuperen aquello que nuestro pueblo perdió en el
momento en el que la avaricia de unos pocos, sobrepaso al interés de la
comunidad, esa comunidad que hoy llamamos Colombia, pero que siempre ha sido
universal.
Nunca
cambiaras las cosas luchando con la realidad existente. Para cambiar algo construye
un nuevo modelo que haga del modelo existente obsoleto.
“Buckminster
Fuller”