lunes, 21 de octubre de 2013

Hoy estuve caminando por las calles de esta ciudad que tanto tiene por ofrecer y tanto ha trabajado para no florecer. Mientras cruzaba los andenes, miraba las vías y edificios, me di cuenta que hay mucho por cambiar es cierto, pero no hay que empezar por la ciudad sino, por nosotros mismos. Cada día escucho que una nueva protesta se da en las calles, que pasan miles de personas inconformes con el sistema y lo que el les brinda, personas luchando por la justicia, por sus derechos, por aquello que les ha sido arrebatado, pero a la vez no se dan cuenta que sus actos van en contra de sus ideales, quieren paz, pero violentan la ciudad, sin ser consientes de que con tal actitud se esta violentando a si mismos. 

Quieren una ciudad mejor, hermosa ante los ojos y deslumbrante en su funcionamiento, demostrando que cada engranaje esta en perfecta armonía con su semejante, pero como quieren lograr esto si cada vez que están inconformes atacan cada edificio, destrozando sus ventanas, llenándolos de estallidos de pintura y poniendo aun mas cargas sobre las persona menos favorecida que dicen defender; esto es solo uno de muchos hechos que se pueden ver con tomar una caminata de unas cuantas cuadras por la ciudad. 

Con esto no busco mas que ofrecer una invitación a todas esas personas que como yo, están inconformes con el funcionamiento del entorno que actualmente nos rodea. De corazón los invito para que dejen de invertir energía en atacar a aquellos modelos que ya no les aportan nada, y la inviertan en crear aquellos modelos que serán las bases del futuro, pero mientras se permanezca atascado en el pasado, jamas habrá un avance significativo y coherente a nuestras necesidades. 

viernes, 30 de agosto de 2013

Sin oxigeno para la violencia - Carlos Rendón

Hoy, como ciudadanos, campesinos, y seres humanos, estamos afrontando una situación que ha entrado en descontrol. La distorsión de nuestro gobierno e incluso de nosotros mismos como habitantes del mundo, se hace más notable con cada día que pasa. ¿Por qué? ¿Por qué se presenta así esta situación? ¿Qué es lo que nos ha tocado tan profundamente, que cada fibra de nuestro ser ha entrado en vibración y desea con todas su fuerzas el cambio?  Consideraría que son los años de represión, de injusticia, de desigualdad, que no se han presentado una sola vez sino en millones de ocasiones y con una continuidad “irrompible”, o al menos, eso creíamos…

Cansados del abuso, del irrespeto, nos hemos levantado en contra de la injusticia, unidos y tomados de las manos para luchar por lo que consideramos, es nuestro derecho. Pero hemos dado un paso en falso, hemos caído en la creencia de la necesidad de la violencia (y quiero mencionar esto sin tomar partido de un bando o del otro) se trata de que la solución a la violencia, no es la violencia, porque con estos actos, los derechos que tanto reclamamos, se los estamos negando a aquellos que no hacen parte de nuestra revolución.
Cada día que pasa, una nueva tragedia lo precede, y si no hacemos nada por cambiarlo los momentos venideros no van a ser diferentes, en cambio, van a ser más improductivos, frustrantes  y agresivos.

Estamos en los tiempos de la revolución, del cambio, y lo correcto es apoyar los nuevos modelos estructurados que prometen ser las bases de nuestro futuro, pero no caigamos en el error de nuestros antepasados, no construyamos este futuro sobre las bases de la violencia, pues ya hemos presenciado y vivido en carne propia los resultados que esta conlleva.

Hoy, estamos levantando la voz por nuestros campesinos, por el respeto hacia nuestra dignidad, y sobre todo, al derecho de vivir una vida con calidad e igualdad, pero no la exijamos a los golpes y palazos, pues eso es lo que queremos erradicar, elevemos la relevancia de lo que pedimos, con nuestras ideas, con nuevos proyectos que eleven la conciencia, que nos vuelvan a reunir y recuperen aquello que nuestro pueblo perdió en el momento en el que la avaricia de unos pocos, sobrepaso al interés de la comunidad, esa comunidad que hoy llamamos Colombia, pero que siempre ha sido universal.

Nunca cambiaras las cosas luchando con la realidad existente. Para cambiar algo construye un nuevo modelo que haga del modelo existente obsoleto.
“Buckminster Fuller”

Carlos Andrés Rendón 







domingo, 25 de agosto de 2013

“Ese tal paro nacional agrario no existe”

“Ese tal paro nacional agrario no existe, hay algunos sectores de algunos departamentos que tienen legítimas reclamaciones que están pidiendo ayuda del Estado de forma legítima… Decían que van a aislar a Bogotá, no hay tal, son 10 o 15 personas, la situación está bajo control y los problemas se están solucionando”

Presidente de Colombia Juan Manuel Santos



Que afirmación tan absurda y ofensiva ante la dignidad de nuestros campesinos, la inteligencia de sus defensores y la ciudadanía en general. 

No es suficiente con destruir el mercado interno y la base de la economía en todo un país, sino, que a eso hay que añadirle que seamos tratados como idiotas, desinformándonos a diario, creyendo que una sola familia aun es dueña de la información. Para desgracia de la mediocridad del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, estamos en una época de avance en comunicaciones, donde el que quiere, puede tener acceso a información de todas las fuentes y en base a eso desarrollar un criterio no sostenido en un solo pilar de información.

Ustedes lo han visto con sus propios ojos en todo internet, en los pueblos, en las carreteras, en las universidades. Han presenciado este y muchos actos de ineficiencia de los gobernantes que han permitido que esta situación se interpusiera en nuestro desarrollo económico, han visto a diario el abuso de las fuerzas armadas del país entero una y otra vez. Entonces pregunto:

¿Vamos a creer en esta afirmación basada en la mediocridad de un mandatario, o vamos a seguir apoyando la producción nacional con toda nuestra fuerza y empeño? Esa producción honesta que llevan a cabo nuestros campesinos por generaciones, entregando su vida a un mejor producto y una economía de vanguardia basada en la agricultura.

El cambio está en nuestras manos y solo nosotros podemos crear el ambiente para que la igualdad y el desarrollo de nuestros campos, vuelva a florecer. 

Carlos Andrés Rendón



LINK: Palabras del presidente Juan Manuel Santos ante la situación de los campesinos.
























sábado, 24 de agosto de 2013

Privatización (Ley 9.70)


La privatización, ese estado degenerativo que han producido nuestros gobiernos, gobiernos mediocres, enfocados en el enriquecimiento de los sectores arribistas y aplastantes, aquellos sectores que no miran dos veces antes de poner su pie sobre los que consideran de “menor importancia”.

¿Cómo es posible que se permita tremenda atrocidad y se ciegue al mundo de lo que en realidad está pasando? no podemos seguir viviendo en la ignorancia, en el desconocimiento, dando cabida al abuso que se está generando en el mundo, en el país, con nuestros campesinos, aquellos que por generaciones han trabajado incansablemente por dar lo mejor de sí mismos y de su producción agrícola. Personas que dedican su vida a la investigación del campo, que trabajan honestamente, no por avaricia sino por el deseo de un producto que a diario mejore, que impulse el desarrollo económico, tecnológico y cultural, un plan de biodiversidad, de intercambio, de conexión.
Debemos abrir los ojos y mirar a fondo como lo que consumimos está afectando el mundo que nos rodea, y así mismo desde nuestro punto más alto de conciencia ayudar y guiar a los que aún están llegando ahí.

Es nuestro deber, nuestro compromiso cambiar esta situación, levantarnos firmes y enfocados en el cambio que queremos generar, porque si no lo hacemos nosotros los que somos conscientes, vamos a dejar el planeta en manos de aquellos que no ven más allá del dinero que reposa en sus escritorios, ese dinero que creen que contiene el tan anhelado “poder”.


Apoyemos a nuestros campesinos y agricultores y hagamos escuchar la voz del pueblo, el pueblo que en su corazón sabe lo que necesita y por lo que debe luchar, no permitamos que nuestros campos reposen llenos de semillas transgénicas, que la naturaleza sea alterada para el beneficio de unos pocos y la desgracia de la mayoría. Juntos somos imparables, no le demos la espalda a este planeta que todo nos ha dado. 

Carlos Andrés Rendón